miércoles, 3 de agosto de 2011

Básquet: Una Generación Dorada en Salta


A fines de los años noventa en Argentina empezaba a gestarse el movimiento más espectacular que haya expresado el básquetbol nacional a través de un grupo de jóvenes que luego se los identificaría como la “generación dorada”. Con un tal Emanuel Ginóbili como abanderado, estos gladiadores que en menos de dos décadas pasarían a ser supergalácticos, desafiaron cuanto logro se les puso en el camino. A base de humildad, unidad, talento y mucho sacrificio supieron hacer del básquetbol argentino un orgullo nacional.
Fue justamente Julio Lamas, actual entrenador técnico, quien desde 1997 a 1999 se hizo cargo del recambio que la coyuntura deportiva exigía por entonces. Fue el encargado de reemplazar a históricos como Marcelo Milanesio, Juan Espil, Sebastián Uranga y Héctor “Pichi” Campana, entre otros. Para hacer debutar a Luis Scola, Emanuel Ginóbili, Pepe Sánchez, Andrés Nocioni, Lucas Victoriano (ausente desde hace un tiempo largo en la Selección) y Leonardo Gutiérrez. Una verdadera banda de grandes jugadores, pero, sobre todo, mejores amigos. “Es un reencuentro con amigos ya que hace tres años no comparto tiempo con ellos; ya siento ese cosquilleo en el cuerpo. El gran objetivo es clasificar a Londres”, comentó en la presentación de la preselección Emanuel Ginóbili, una de las estrellas argentinas.
Sin dudas, Julio Lamas es y sigue siendo parte de la “generación dorada”, mérito que se ganó por capacidad propia y por contar con jugadores de otro planeta. La posta y potestad de toda la gloria dorada pasó después a manos de Rubén Magnano (2000-2004), el encargado de seguir el proceso y tocar el cielo con las manos. Actualmente el cordobés es el entrenador de Brasil, deberá encarar el certamen Preolímpico con tres bajas NBA: Anderson Varejao, Nene Hilario y Leandro Barbosa. Magnano supo llevar a cabo un período brillante, con jugadores que emigrarían rápidamente al Viejo Continente para luego pegar el salto a la mejor liga del mundo, la NBA. Con Magnano, Ginóbili, Oberto, Scola y compañía la Selección argentina consiguió instalarse en la elite del básquetbol mundial.
Muchos afirman que la gloria empezó a cosecharse desde el 2002, con el Mundial de Indianápolis, donde la Albiceleste consiguió el subcampeonato en una final donde el árbitro griego Nikos Pitsilkas terminó fallando a favor de Yugoslavia y en perjuicio de toda una nación. Luego ese mismo señor reconocería el error. En dicho certamen Argentina superó por primera vez en la historia del básquetbol nacional a un dream team norteamericano.
Sin embargo, previo al segundo lugar en Indianápolis, la Selección consiguió dos primeros lugares en campeonatos Sudamericanos (Chile 2011 y Brasil 2004), 1er. lugar en el torneo Premundial (Argentina 2001) y un segundo lugar en el Preolímpico de Puerto Rico 2003, entre otros logros. Pliegos más que significativos para un equipo insaciable.
En los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 la naranja le permitió saciar el profundo hambre de victoria a este grupo de jóvenes. Allí la ya reconocida generación dorada confirmó su condición de ganadora y no dejó dudas. Se adjudicó el oro olímpico de Grecia para seguir luego sumando pergaminos bajo la conducción de Sergio Hernández.
Con el Oveja las buenas nuevas no tardaron en llegar: segundo puesto en el Premundial de República Dominicana (2005), 4§ lugar en el Mundial FIBA de Japón (2006), 2§ en el Preolímpico de Estados Unidos (2007), 1§ puesto en el Sudamericano (Chile 2008) y FIBA Diamond Ball (China 2008), bronce olímpico en Pekín (China 2008), 2§ en el Sudamericano de Colombia (2010) y 5§ en el último Mundial de Turquía 2010.
Una camada de aquellas. Un grupo de atletas que abrió nuevos horizontes, que supo exaltar sus virtudes pero sobre todo reconocer sus límites. Una generación que dejó su huella con los logros obtenidos, pero sobre todo por el valor humano que expresó en cada una de las competencias.
 
Quieren seguir haciendo historia

La generación dorada, con Emanuel Ginóbili, Luis Scola, Andrés Nocioni, Fabricio Oberto, Carlos Delfino, Juan Ignacio “Pepe” Sánchez, entro otros, arribó pasada las 21 y fue recibida por una generación de entusiastas seguidores que creció admirando las hazañas logradas ante quienes por aquellos años eran unos “cucos” para el básquetbol nacional. 
El equipo que dirige Julio Lamas permanecerá en Salta hasta el próximo lunes, en la primera escala que tendrá hasta que llegue el momento de pelear por una de las dos plazas para los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y que se disputarán en Mar del Plata desde el 30 del corriente mes. Es la segunda vez que las estrellas de la NBA, más las figuras que se desempeñan en el medio europeo o local llegan hasta nuestra ciudad para trabajar de cara a un objetivo serio y que podría ser la última cita para un grupo que a pesar de haber logrado importantes objetivos todavía tiene ganas de seguir haciendo historia.

Fuente: El Tribuno.

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