lunes, 27 de junio de 2011

El pacto se ha renovado y la esperanza se mantendrá encendida


El Cuervo disputó 41 partidos y recorrió 41.000 kilómetros. Una gran campaña de un equipo que no pudo conquistar el Argentino A, ni ascender a la B Nacional pero le hizo vivir muchas alegrías al pueblo azabache y ahora piensa en su futuro. Las elecciones están en camino y un nuevo partido se pone en marcha.

El inicio de Central Norte en la temporada 2010 – 2011 por el Torneo Argentino A, fue la inauguración constante de ilusiones que fue construyendo este equipo en base a esfuerzo, sacrificio y perseverancia. El plantel azabache, venía de un ascenso y arrancaba una nueva campaña con las expectativas  de querer ser protagonista, con la idea firme de dejar una buena imagen en cada partido y terminó siendo el Gran Actor de una anécdota que fue por lejos  la mejor actuación en su historia futbolística.
 El Cuervo comenzaba escribiendo su capítulo con Pedro Rioja como técnico y culminó su participación y además  peleando para llegar a la Promoción con Jorge Honecker, al frente del equipo. Una historia llena de emociones con tristezas, alegrías y mucha satisfacción, sólo les faltó recibir la recompensa por no haberse dado por vencido nunca ni aun cuando las situaciones eran adversas.
 A Central Norte le llevó varias fechas lograr acomodarse y entrar en el ritmo propio de un campeonato que en los últimos años se semi profesionalizó  en muchos aspectos. Le costó pero tuvo el auge y la fuerza necesaria para revertir malos momentos que le tocó vivir y así el Cuervo empezó a volar alto y llegó muy lejos. Para el Azabache fue: “Una búsqueda que comenzó siempre con la suerte del principiante y terminó con la prueba del conquistador."; como lo decía el novelista brasileño Paulo Coelho.
El Cuervo tuvo en sus manos la oportunidad más excitante, apasionante y estimulante cuando clasificó al Nonagonal, pero no pudo aprovecharla al máximo y tuvo que volar hacia una montaña más alta aún para no perder en el camino ese sueño y esa ilusión que iba acompañado de la realidad y respaldado por todos sus protagonistas. Tan alto fue el vuelo que recorrió casi 41.000 kilómetros en total, para demostrar que con convicción, astucia y entereza la gran osadía del ascenso podía hacerse realidad para todos.
Lo más sustancial que nunca perdió este plantel fue mantener viva la EMOCION en su forma de juego y de esa manera transmitió a su público la paciencia y sensación de que todo podía ser posible, hasta lo imposible. Pero la audacia cuerva no pudo llegar a la cúspide de la montaña con gloria y de casi ser el gran logro en su historia pasó a convertirse en una aventura inolvidable porque, sin lugar a dudas, hizo encender esa esperanza humilde en el pueblo azabache.
El fútbol da muchas posibilidades y Central Norte ha dejado una vez más impreso su sello histórico de constancia, empeño y firmeza para llegar lejos, muy lejos; nada se les puede reprochar sólo agradecer la entrega, dedicación y respeto hacia una Institución popular que querrá, seguramente, volver a dar batalla en un nuevo capítulo de su vida futbolística y alcanzar el reposicionamiento que supo lograr aquel 22 de junio de 1986 en la segunda categoría del fútbol argentino.
Los aplausos y las lágrimas finales en su última presentación ante Desamparados de San Juan, fue lo que se terminó llevando este grupo de jugadores, que con una identidad de trabajo única y bien marcada y una personalidad polémica pero con resultados positivos, ha logrado hacer sentir en el corazón del hincha el orgullo más inmenso de ver en cancha a la casaca “negra y blanca” correr detrás de la pelota con una pasión, valentía y garra inconfundible.

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